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Otitis, la inflamación del oído.

La otitis o inflamación del oído, es una afección bastante común en los perros y ocasional en los gatos. Aunque de entrada parece un problema sencillo de corregir, veremos que las causas son variadas. No siempre funciona el típico tratamiento con gotas antibióticas.

Puede tener presentación uni o bilateral independientemente de la causa. Es una patología muy molesta para el paciente y se debe de atender a la brevedad.

Causas de otitis.

Un factor predisponente es la forma del canal auditivo. Así como en el humano, nuestro canal es recto y horizontal, en los perros y los gatos tiene forma de “L”. Este canal presenta multitud de glándulas secretoras y vellos que favorecen la salida del cerumen. Sin embargo, en el perro y el gato, tiene que realizar un giro de 90°.

La otitis puede ser externa, media o interna, dependiendo la parte del canal auditivo que se vea afectada y llegar a complicarse por la ruptura del tímpano. Por lo general, inicia siendo externa y posteriormente avanza al oído medio y al interno, agravándose y complicando el cuadro.

El canal auditivo es húmedo y cálido, siendo un medio muy propicio para las infecciones. Puede verse alterado por diferentes razones, variando por lo tanto su solución.

Otitis alérgica.

Con frecuencia los perros pueden sufrir alergias alimentarias que inflaman el canal auditivo causando comezón y predisponiendo al ataque de bacterias.

Factores parasitarios.

Es común encontrar garrapatas y algunos otros parásitos microscópicos, tales como ácaros (Otodectes Cynotis, Demodex, Sarcoptes), Hongos (Candida) y levaduras (Malassezia).

Cuerpos extraños.

Pequeños objetos, ya sean semillas, espigas o hasta restos de algodón cuando se intenta limpiarlos sin saber hacerlo correctamente. Estos generan inflamación y posteriormente infección.

Origen hormonal.

Los desbalances hormonales, como el hipotiroidismo, generan cambios en el micro ambiente del canal auditivo y favorecen el desarrollo de hongos y bacterias.

Factores anatómicos y hereditarios.

Perros con orejas caídas, con crecimiento exagerado de pelo dentro del canal, estrechez del canal auditivo, secreción exagerada de cerumen, etc.

Signos clínicos.

Inicialmente, el paciente siente dolor y comezón, por lo que sacude la cabeza y se rasca las orejas intensamente. En ocasiones, por lo mismo, frotan el área del oído afectado contra las paredes, pisos o muebles. Dependiendo de la cronicidad del problema, hay mal olor y secreción que puede variar en cantidad y coloración. Así mismo, encontramos lesiones en el pabellón auricular y zonas cercanas por el rascado intenso. Puede no dejarse tocar las orejas y estar irritable.

En casos más severos, sobre todo cuando ya está afectado el oído medio o interno, puede dar vueltas en círculo, perder el equilibrio, tener náuseas y presentar “caída” de la oreja del lado afectado.

Tratamiento.

Como es de suponerse, al haber tantos agentes causales de otitis o inflamación del oído, la terapia es diferente en cada caso.

Si el motivo es una alergia alimentaria, simplemente con administrar un corticosteroide para aliviar la comezón e inflamación y cambiar la dieta se podrá aliviar el problema. Aquí el reto es llegar al diagnóstico correcto.

Es frecuente que el médico veterinario prescriba un antibiótico de inicio. Esto puede ser correcto si hay un agente bacteriano involucrado y no es resistente al producto.

Sin embargo, cuando el problema reincide, hay dos factores: o el antibiótico no cubre el espectro del agente causal, o el médico veterinario erró en su diagnóstico y el origen no es bacteriano. Lo ideal es hacer un cultivo y antibiograma en el laboratorio, revelando causa y susceptibilidad del germen al antibiótico adecuado. Si no hay crecimiento bacteriano, habrá que confirmar la ya mencionada alergia alimentaria, hongos, levaduras, etc. y dar el tratamiento adecuado.

También puede suceder que había un problema primario y una infección secundaria. La antibioterapia cura la infección, pero el problema inicial persiste.

Resolver un problema de otitis no es solo aplicar antibióticos. En ocasiones es necesario combinar medicamentos para solucionarlo. Hablamos de antibiótico, antinflamatorios/analgésicos, antimicóticos, antiparasitarios, antisépticos, etc.

Es conveniente la limpieza del oído afectado con soluciones bactericidas, previo a la terapia cuando el conducto tiene excesivo cerumen o descargas. Esta es una tarea que debe realizar el médico veterinario.

En casos muy severos, en una otitis crónica y proliferativa con estrechamiento del conducto, puede requerirse una intervención quirúrgica para resolver la situación. De igual forma, cuando el conducto esta obstruido por un pólipo o tumor.

La humedad en el canal auditivo predispone a otitis (Imagen: Pixabay).

Recomendaciones.

  • Cuando tenemos un perro de raza con predisposición a sufrir de otitis, inflamación del oído, (Cocker Spaniel, Labrador, Golden Retriever, Shar Pei, etc.), conviene revisarle los oídos al menos una vez al mes para atenderlo tempranamente.
  • Tener especial cuidado cuando bañamos a la mascota para que no le entre agua a los oídos. O cuando lo llevamos a nadar, secar ambos oídos y verificar su limpieza.
  • Solicita a tu médico veterinario que te asesore en la forma de limpiar los oídos evitando el riesgo de causar una lesión.
  • Si sospechas que tu perro sufre de otitis acude inmediatamente al centro de salud veterinaria.
  • Aplica el tratamiento en cantidad y frecuencia como indicó el médico veterinario. No interrumpas la medicación aunque parezca que ya se solucionó el problema. Termina la terapia según las indicaciones prescritas. Evita la reinfección o desarrollo de resistencia bacteriana.
  • Una otitis mal tratada o que se deja progresar puede causar pérdida del sentido del oído.
  • Dos puntos importantes:
  1. No lo mediques por tu cuenta. Recuerda que las causas son muchas y en ocasiones pueden estar actuando dos o más agentes. Consulta a tu médico veterinario.
  2. No uses un collar isabelino para evitar que se rasque si no has iniciado ya un tratamiento. Considero una forma de tortura sentir comezón y no poderse rascar.
Autor: Heron Pazzi

Médico Veterinario Zootecnista, dedicado a la clínica y cirugía de perros y gatos. Ex académico de la FMVZ UNAM y de la FCN UAQ. Conferencista y amante de los perros y su bienestar.

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