Inicio / El collar isabelino y el bienestar animal.

El collar isabelino y el bienestar animal.

El collar isabelino, también llamado el “cono de la vergüenza”, es una protección hecha generalmente de plástico que puede ser útil, sin embargo atenta contra el bienestar animal. Se coloca en el cuello de la mascota para impedir se alcance alguna parte del cuerpo, se retire suturas después de una cirugía o llegue a automutilarse por alguna lesión o dolencia. Existen otras múltiples razones por las que se puede recomendar.

Hay diferentes tipos, siendo unos menos cómodos que otros, el ya mencionado de material plástico, algunos inflables, tipo cojín, etc.

El collar Isabelino, puede ser de gran beneficio en ciertos casos donde verdaderamente es imprescindible para evitar el autotrauma, sin embargo, en la práctica se exagera su uso. Yo siempre he dicho que si va a ser necesario usarlo “el paciente lo pide” con su comportamiento.

Pienso que antes de “condenar” a una mascota, hay que observarla y si no ofrece alternativa, ponérselo. Es un artefacto sumamente incómodo y que le resta facilidad para desplazarse, comer, beber o jugar.

El collar isabelino se ha relacionado con un impacto negativo en la salud y bienestar animal. Les produce angustia y muchas veces laceración de la piel del cuello.

Estudio en la Universidad de Sydney, Australia.

Médicos veterinarios de la Universidad de Sydney, Australia, elaboraron un estudio en el que se encuestó a 434 propietarios de mascotas que usaron el collar isabelino.

Los investigadores recomiendan a los propietarios de mascotas, estar informados sobre los potenciales efectos negativos del collar isabelino y cuando sea posible, explorar métodos alternativos para evitar el auto trauma.

Reporte de los encuestados.

El 77.4% manifestaron que sus mascotas tuvieron una mala calidad de vida al interponerse en sus actividades. En particular, el beber y comer, así como el sueño, el ejercicio y el interactuar con otros animales.

67.5% Incapacidad para jugar

60.2% Dificultad para beber, 17.1% no podían beber con el collar puesto.

67.5% no podían jugar

25% Reportaron lesiones en la piel del cuello relacionadas al collar, tales como comezón, chocar contra las paredes u objetos, caída en las escaleras y angustia.

Debemos de estar informados sobre los potenciales efectos negativos del collar isabelino.

Alternativas.

Lo más importante cuando manejamos un paciente posquirúrgico o con alguna lesión, es el tratamiento médico. Un antibiótico es trascendental para prevenir la infección y un analgésico o antiprurítico para darle confort y evitar las molestias. En la mayoría de los casos el alivio del dolor asegura que la mascota va a respetar suturas, vendajes y la misma herida.

Si existe duda del comportamiento del paciente, se puede recurrir al collar isabelino o a métodos alternativos menos incómodos. ¿Qué podemos usar? En ocasiones se le puede poner una camiseta vieja para cubrir el área lesionada, o cuando se trata de un miembro, podemos usar un calcetín. También como lo comenté al inicio, hay collares inflables o acojinados que limitan el movimiento del cuello (diría que menos incómodos) y hacen la función del collar isabelino.

Si es indispensable el manejo del paciente con el collar, yo sugiero que bajo estrecha vigilancia, le den momentos de descanso y se le ponga cuando está fuera de la vista.

Consideraciones.

  • El collar isabelino es parte del tratamiento. No se debe de usar sin la medicación de acuerdo al caso. Me ha tocado ver perros con collar isabelino “porque se rascan”, esto es una crueldad. Se tiene que quitar el motivo del prurito y no la consecuencia. Imagina tener una insoportable comezón y que te amarren las manos a la espalda.
  • El paciente te avisa cuando lo necesita. Pocas veces he utilizado un collar isabelino en un paciente, sobre todo cuando cuento con el apoyo de un propietario responsable. Siempre pido que lo observen y si definitivamente el perro intenta lamerse, rascarse o morderse, entonces lo usamos.
  • Su uso produce estrés. Reduce el campo visual de la mascota y afecta su libertad de movimiento, además de lo expuesto anteriormente. Es un objeto incómodo y extraño. Y ¿sabes qué? También estresa al propietario de la mascota, es evidente que no está cómoda y cuando sientes cariño por ella no deja de afectarte.
  • Tampoco es "Satanás". Si no hay alternativa, úsalo. Más vale sufrir unos días, que someter a nuestra mascota a una segunda cirugía, o un desagradable y terrible auto trauma o mutilación.
Autor: Heron Pazzi

Médico Veterinario Zootecnista, dedicado a la clínica y cirugía de perros y gatos. Ex académico de la FMVZ UNAM y de la FCN UAQ. Conferencista y amante de los perros y su bienestar.

Suscríbete a nuestra Newsletter

Recibe semanalmente el interesante artículo publicado en el Blog.
Si no lo recibes revisa tu bandeja de SPAM

Marketing por