Botiquín de urgencias para las mascotas.
Es una práctica común que en nuestra casa tengamos un botiquín por si alguien de la familia se lastima o sufre alguna dolencia, pero no prevemos que también puede haber urgencias con nuestras mascotas.
Este sirve para intervenir en casos de lesiones leves o para aplicar los primeros auxilios en lo que pueda recibir la atención profesional. Sin embargo, nunca se debe de intentar sustituir la atención del médico veterinario con el cuidado preliminar que puede dar un propietario a su mascota.
¿Qué entendemos por urgencia y emergencia veterinaria?
Se considera urgencia veterinaria aquellos casos que requieren asistencia médica en un lapso reducido de tiempo, pero que no implican riesgo de vida ni peligro de evolución de la afección. En estas situaciones, hay más tiempo para contactar y en su caso trasladar al paciente a una unidad de salud animal.Se considera emergencia veterinaria toda aquella situación en la cual se deben tomar acciones y decisiones médicas en forma inmediata. Dada la importancia o gravedad de la afección, en general son cuadros que ponen la vida del paciente en peligro. Ante ellos se debe de buscar la atención inmediata con el médico veterinario. Diferencia entre emergencia médica y negligencia del propietario.
Pueden suceder pequeños accidentes en casa y requerirán de alguna sencilla limpieza y curación de la herida. En estos casos el botiquín será de gran utilidad. Sin embargo, minimizar la gravedad del accidente o permitir que una dolencia se agrave para llegar a convertirse en una emergencia, realmente es una negligencia del propietario. Esto nunca debe de suceder.
Si existe alguna duda, siempre es importante contactar al servicio veterinario de nuestra elección y ponerlo al tanto de la situación. Así podemos recibir indicaciones para proceder o llevarlo a la brevedad.
Los accidentes más comunes.
Estos pueden variar en cuanto a gravedad, usualmente los riesgos son: caídas, cortaduras (que involucren hemorragias ligeras o severas), reacciones alérgicas, picadura de insectos, mordidas de animales ponzoñosos, ingestión de tóxicos o venenos, atropellamiento, etc.
Obviamente el abanico de posibilidades es grande y así los rangos de gravedad. Siempre apliquemos el criterio para medir las diferencias.
Es conveniente contar con un botiquín para cualquier accidente que sufran nuestras mascotas (Imagen: Pixabay).
Cómo proceder.
Lo primero es guardar la calma y si la persona responsable no es capaz de ello, solicitar el apoyo de un tercero que pueda pensar más fríamente y transmitir información de manera clara.
Afortunadamente, con la tecnología actual, podemos en segundos enviar una fotografía o video de la situación y obtener indicaciones y consejos. Aun así, siempre es de ayuda informar al médico veterinario las constantes fisiológicas de la mascota, esto es su temperatura, frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, el color de sus mucosas. Describir el grado de conciencia y cualquier otro dato que aporte información sobre la condición del paciente.
Conformando el botiquín.
El botiquín de urgencias para las mascotas, debe de contener elementos para limpiar, desinfectar y curar. Además de equipo para medir las constantes fisiológicas si es necesario.
- Material de limpieza.
Jabón neutro para lavar heridas.
Gasas para limpiar.
Suero fisiológico si no contamos con agua limpia.
2. Material de desinfección.
Agua oxigenada / Sol. Yodada / Gluconato de Clorhexidina.
Suero fisiológico para limpieza de los ojos.
3. Material de curación.
Gasas.
Vendas elásticas.
Tijeras con punta redonda para cortar vendas y gasas.
Guantes de preferencia estériles.
Pinzas para retirar garrapatas.
Pomada cicatrizante.
4. Equipo extra.
Termómetro rectal.
Jeringas estériles para aplicar líquidos de limpieza con presión, así como para administrar medicamentos.
Toalla para aplicar compresa fría en caso de golpe de calor.
Refrigerantes congelados para aplicar terapia fría en zonas lesionadas.
Un cronometro o reloj para poder hacer la lectura de las constantes fisiológicas.
Información para el médico veterinario.
He mencionado la importancia de transmitirle al médico veterinario información para evaluar la gravedad de la situación. Esto debe incluir las constantes fisiológicas.
Primero quiero aclarar que el tomar la temperatura rectal es un procedimiento muy sencillo, aunque mucha gente se angustia por hacerlo. No hay ningún riesgo y más ahora que los termómetros son flexibles. Este debe de permanecer dentro del recto mínimo un minuto o esperar a que suene la alarma del aparato. El termómetro debe de lubricarse y procurar dirigirlo hacia una de las paredes del recto. La temperatura normal es, tanto en perros como en gatos de 38.5° a 39.5°. Debajo de este rango, puede haber hipotermia y arriba se considera fiebre. Aunque se debe considerar que el dolor, el estrés o un viaje en el automóvil puede incrementarla.
La frecuencia respiratoria, la puedes medir observando la cantidad de veces que se expande el tórax durante un minuto. Los valores normales en el perro van de 20 a 40 respiraciones por minuto y en el gato pueden ir de 30 a 50.
La frecuencia cardiaca es difícil evaluarla si no cuentas con un estetoscopio. Si tienes la posibilidad de medirla es de 60 a 120 por minuto.
En la mucosa oral (las encías), observamos el color. Debe ser rosado (aunque algunos perros la pueden tener pigmentada). Cuando está muy pálida, podemos sospechar de una hemorragia interna. Un color rojo intenso puede significar fiebre y si esta con un tono azulado hay falta de oxigenación o asfixia.
¿Medicamentos?
Notaras que no menciono ninguno. Regularmente en el botiquín familiar tenemos analgésicos y quizás sobrantes de antibióticos de tratamientos pasados.
En el caso de los perros y los gatos, el manejo de drogas para controlar el dolor debe de hacerse con mucho cuidado. Ellos no los metabolizan igual que nosotros y las dosificaciones siempre son en proporciones menores. Nunca les administres medicamentos sin la supervisión del médico veterinario.
Consideraciones finales.
Mantén el botiquín para urgencias de tus mascotas bien organizado y ordenado.
Procura siempre tener accesible el número telefónico de urgencias donde regularmente atiendes a tu perro o gato.
Sugiero también tener anotados el número de uno o dos centros de salud veterinaria que ofrezcan la atención de emergencias las 24 horas y mejor aún si están cerca de tu casa.